El economista Jonathan Heath confirmó que Carlos Urzúa, próximo secretario de Hacienda, lo propuso para que sea designado en su momento por el presidente
electo, Andrés Manuel López Obrador, para el puesto de subgobernador del Banco de México (Banxico).
"Ya puedo decir que no es un simple rumor, Confirmo que Carlos Urzúa me propuso que fuera designado por AMLO para el puesto de Subgobernador de Banxico, y que acepté", dio a conocer en su cuenta de la red social Twitter.
"Me alegra mucho y me da ánimo de hacer un buen trabajo, el hecho de que la gran mayoría ha aceptado la designación con buenos ojos", resaltó el también académico.
Heath es licenciado en Economía por la Universidad Anáhuac, doctor en Economía por la Universidad de Pennsylvania, y es vicepresidente del Comité Nacional de Estudios Económicos del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF).
De ser propuesto por López Obrador y aprobado por el Senado de la República, ocuparía el cargo que deja en diciembre Manuel Ramos Francia, subgobernador del banco central desde 2011.
En su página de internet se encuentra un texto titulado “¿Bancarrota?”, en donde refiere que el país no encuentra en esa situación.
“¿Estamos en bancarrota? No exactamente, pero tampoco tenemos finanzas públicas tan sanas como presume el equipo de EPN (el presidente Enrique Peña Nieto). La deuda pública como proporción del PIB aumentó casi lo doble entre 2008 y 2016, mientras que si no siguió aumentando en 2017 fue por el remanente operativo del Banco de México.
“La deuda creciente ha elevado desproporcionadamente el gasto en el servicio de la deuda, restando cada vez más oportunidades de gastar mejor. El INEGI reporta que el gasto público real (consumo de gobierno más inversión pública) ha restado un promedio de -0.1% promedio anual al crecimiento económico en los cinco años que llevamos de este sexenio, que contrasta marcadamente con el 2.2% promedio anual de los tres sexenios anteriores.
Otros rubros de gasto, como las pensiones y las transferencias a los estados y municipios crecen a un ritmo acelerado, dejando al gobierno federal casi sin flexibilidad. Quizás la palabra “bancarrota” no era la adecuada, pero el mensaje sí lo es: el gobierno entrante recibe las finanzas públicas prácticamente sin margen, con un elevado gasto ineficiente que no llega a la gente”, escribió Heath.
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